Existe la creencia de que reinventarse y apostar por la innovación puede ser un proceso largo, costoso y doloroso para las empresas; sin embargo, la experiencia de diversos clientes indica que es posible “hackear” el camino a la innovación a través de experimentos más rápidos y contundentes.
Estos aprendizajes han sido condensados en el reporte Hackeando la Innovación, elaborado por Luis López “Lulo”, Director Ejecutivo de Diseño, y Belén García, Directora de Estrategia en frog, empresa de diseño e innovación estratégica.
El reporte detalla tres fases que ayudan a definir el atractivo que una idea puede tener en el mercado, la disposición de los consumidores para pagar por ello y la posibilidad de la empresa u organización para hacer realidad esa idea.
Atractivo para el mercado: ¿alguien quiere o necesita esto?
Para poner a prueba una idea antes de aventurarse a lanzarla al mercado, son útiles los experimentos de “Puerta Falsa”, mediante los cuales se invitan a usuarios a probar un producto o servicio que aún no existe. Estos experimentos pueden ser anuncios en redes sociales, páginas web, campañas de correo electrónico o botones en una aplicación existente.
Las “Puertas Falsas” tienden a ser experimentos rápidos, baratos y capaces de llegar a un público amplio. Funcionan para medir el interés y así poder compararlo con métricas de la industria.
Disposición de pago: ¿quién pagaría por esto?
Mago de Oz, Concierge, Crowdfunding y Preventa son métodos de creación de prototipos conocidos que pueden emplearse para probar la disposición a pagar y la elasticidad de precio de una idea de negocio, permitiendo a los clientes comprar un producto o servicio antes de que salga al mercado. Mediante estos experimentos es posible medir la tasa de conversión y contrastar con el promedio existente en el mercado.
Capacidad de entrega: ¿se puede hacer realidad?
Tras identificar el costo que el mercado está dispuesto a pagar por un producto o servicio, es momento de experimentar con un producto mínimo viable (MVP) o una experiencia mínima viable (MVE). Ambos requieren construir al menos las funciones básicas del producto o servicio para ponerlos a prueba con los potenciales clientes.
Estos experimentos demandan mayor inversión de tiempo y recursos, por ello sólo es recomendable llevarlos a cabo una vez que se ha demostrado el atractivo de la idea con potenciales clientes. Asimismo, es crucial identificar lo que se necesita para satisfacer las expectativas de los clientes mientras se escala completamente la idea.
Ahora, si en tu proyecto o empresa debes poner en práctica estrategias de Ti, sería razonable buscar ayuda adicional y así enfocarte en el core de tu empresa.
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Fuente: cio.com.mx
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